viernes, 16 de marzo de 2018

EL GIRASOL




AMARILLO GIRASOL
AMARILLO COMO EL SOL,
ES LA FLOR DEL GIRASOL.
SE ACERCA EL PICAFLOR
A LA FLOR COLOR DEL SOL.
PICA, PICA, PICAFLOR
AL GIGANTE GIRASOL.
¡DATE PRISA PICAFLOR,
QUE TE ESPERA EL GIRASOL!
ESTA SEMANA EN LENGUA
HEMOS APRENDIDO
SOBRE LOS GIRASOLES.
¡¡¡NO TE PIERDAS ESTOS CUENTOS!!! 

Había una vez un profesor que en una de las clases entregó semillas a sus alumnos para que plantaran y cuidaran un girasol. Uno de los niños, a quien encantaban las pipas de girasol, estaba tan emocionado que plantó la semilla y la cuidó con esmero durante días. Cuando por fin apareció el primer brote, el niño impaciente fue a ver a su profesor "¿puedo arrancarla ya?", le preguntó ansioso. El maestro contestó que aún debía cuidar la planta por mucho tiempo antes de poder recoger un buen montón de pipas de un solo girasol. El niño volvió decepcionado, pero siguió cuidando su planta. Pero cada vez estaba más impaciente, y no hacía más que preguntar al profesor cuándo podía cortar el girasol. Y aunque éste le pidió paciencia, en cuanto el niño vio las primeras pipas en la flor, la cortó para comerlas. Sin embargo, la planta estaba aún verde, y las pipas no se podían comer. El niño quedó desolado: ¡tanto esfuerzo cuidando su planta para al final echarlo todo a perder por un poco de impaciencia!. Y aún fue mayor su enfado cuando comprobó lo enormes que llegaron a ser los girasoles de sus compañeros, así que se propuso firmemente no volver a ser tan impaciente y hacer caso al profesor. Y además tuvo suerte, porque sus muchos amigos compartieron con él las deliciosas pipas de sus girasoles



EL GIRASOL TRISTE
Había una vez un girasol que lloraba y lloraba sin consuelo alguno, porque sus padres se estaban muriendo. El poco agua que les quedaba se las suministraban a él, pues decían que ya habían vivido lo que tenían que vivir, en cambio el hijo apenas estaba empezando a hacerlo. Hacía ya veinte días que no llovía. Carlos, el girasol, decidió buscar a Laura, un águila amiga, para contarle su tristeza. A Laura se le ocurrió una brillante idea, la cual fue cargar en su cuerpo a su amigo Carlitos y volar con él hasta las nubes.
Al día siguiente, Laura cumplió su promesa y, haciendo un esfuerzo, llegó donde la señora nube. Ella se encontraba durmiendo, por lo que tuvieron que tocar la puerta con mucha fuerza. La señora nube preguntó:
– ¿Quién es?
– Soy yo, un águila que ha venido desde la tierra con mi mejor amiguito llamado Carlitos, que es un girasol –Laurita contestó con una voz melodiosa.
– ¿En qué les puedo servir? –preguntó la nube.
Carlitos, el girasol, con un nudo en la garganta, le contó lo que le estaba sucediendo con su familia:
– Señora nube, no permita que me quede sin familia, yo los amo y no quiero que se mueran.
Entonces la señora nube les contó que los seres humanos que habitaban en la tierra tenían mucha culpa de lo que estaba pasando, ya que contaminaban el medio ambiente sin importar lo que les pudiera suceder a los demás.
Carlitos prometió formar grupos ecológicos por todo el mundo. A cambio, la señora nube se alegró tanto con tal promesa, y se puso tan feliz que lloraba de alegría y sus lágrimas bajaron a la tierra en forma de lluvia. Cuando Laura volvió con Carlitos a la tierra, ya sus padres se habían recuperado, pues el agua les dio de nuevo vida. Así Carlitos pudo recuperar a su familia y desde entonces anda cumpliendo su misión con la ayuda de su gran amiga Laura. 


 CUENTO DE UN GIRASOL
 Cuando las plantas comenzaron a poblar el mundo aparecieron muchas flores. Había rosas, geranios, alcatraces y una pequeña flor amarilla. Un día las flores decidieron que la rosa roja fuera la reina de todas porque además de ser muy bella tenía el don de concerder deseos.


Para coronar la reina hicieron una gran fiesta y cada flor pidió un deseo. Unas pidieron tener más perfume; otras querían colores más brillantes y la florecita amarilla pidió ser la más grande. La rosa concedió todos los deseos y así fue.
Como la flor amarilla creció, creció y creció. Tanto, que ya no pudo sostener su corola derechita.
La flor amarilla comprendió entonces que por querer ser la flor más grande ahora tendría que vivir siempre inclinada. Se puso muy triste y decidió pedirle ayuda al sol. Un día cuando el sol brillaba en su esplendor escuchó que alguien lo llamaba desde la tierra.
Era la flor inclinada que dijo: "Señor sol ¿Podría usted ayudarme a levantar mi corola?". El sol le pregutó: "¿Por qué no puedes mantenerte erguida?". La flor muy apenada confesó: "Es que una vez, cuando la rosa roja concedió deseos, yo le pedí ser la flor más grande.

No pensé que al ser tan grande pesaría mucho y no podría permanecer derechita como las otras flores". "Me parece que aprendistes bien la lección.

En ocasiones pedimos deseos sin darnos cuenta de las consecuencias que éstos pueden traernos. Lo que yo puedo hacer es darte fuerza para que mientras yo brille en el cielo, tu corola pueda sostenerse derecha". dijo el sol, la flor amarilla aceptó gustosa, desde entonces, cada día gira su corola siguiendo la trayectoria del sol y por eso las demás flores decidieron llamarla girasol.

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