viernes, 4 de marzo de 2016

LA SEMILLA VIAJERA


La Semilla Viajera

Había una vez, una semilla de diente de león que desde
muy pequeña junto al resto de sus hermanas, se ponían a
soñar pensando a donde las llevaría el viento, para terminar
convertidas en pequeñas plantas de hermosas flores amarillas.
De repente todas sus hermanas y ella se dejaron llevar por un fuerte
viento que poco a poco las fue depositando en distintos lugares...
Una terminó en medio de un prado, otra fue a parar a orillas de un
caudaloso río, hubo una que fue a parar junto a una roca al lado de
un pequeño camino. Pero nuestra amiga tuvo la peculiar suerte de
caer justo encima de un perro que pasaba en ese momento por ahí...
Entre tanto pelo, no sabía lo que pasaba... luego de un buen rato de
salto y salto, cabalgando en el lomo del dichoso animal y mientras
intentaba liberarse, por fin se detuvo, había llegado a una gran casa,
apenas cruzó la puerta, un niño, que era el dueño del perro, lo llamó
para que se metiera en el coche que los llevaría de vuelta al lugar de
donde venían: la ciudad.






Después de varias horas y cada vez más triste, 
pensando que sus
sueños de convertirse en una frondosa planta 
de hermosas flores
amarillas se iba esfumando, llegaron a la ciudad 
y en casi nada
estaban en la casa del niño y el perro.
 Para sorpresa de la semilla,
fuera de la casa había un hermoso jardín, 
lleno de enormes flores de
extrañas formas y llamativos colores. 
Nunca había visto ni imaginado
algo parecido.
Al principio el resto de plantas y flores 
la recibieron un poco distantes,
porque nunca habían visto una semilla 
como aquella por esos lares,
y como estaba tan delgadita y su color era 
más bien como el de una
ramita seca, le costó hacer amistades; 
pero a las pocas semanas, a
pesar de todo se convirtió en una orgullosa 
planta de tallos pequeños
y delgados, pero con grandes y hermosas 
flores de intenso color
amarillo, parecidas a pequeños soles.
El resto de plantas y flores se quedaron 
maravilladas de lo que había
cambiado, convirtiéndose en la flor más alegre, 
querida y respetada
del jardín. Así que decidieron nombrarla 
“la flor de la bienvenida” y
cada vez que llegaba una nueva semilla, 
flor o planta al jardín, ésta
se encargaba de recibirla con una enorme sonrisa,
 porque nadie
mejor que ella sabía lo que era venir 
de muy lejos y sin conocer a
nadie, tener que adaptarse a nuevos lugares.
Existe una leyenda que dice que si una persona 
se frota a si misma
con un diente de león será bienvenida
 en todas partes y obtendrá lo
que desee. Pues esta es la historia de lo 
que le pasó a una semilla de
esta flor tan especial y de la cual nace esta leyenda.

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